Desde 2012 acercándome al residuo cero y a la reducción de recursos para no “comerme” las posibilidades de otros.
Vivimos en una gran mentira: el reciclaje.
En casa no reciclamos sino que separamos, con la esperanza de que una empresa o administración pública hará la labor de convertir nuestro residuo en un material que servirá de nuevo.
Un buen día comencé a preguntarme la vida útil de cada cosa que tiraba a la basura o separaba. Una gran parte venía del supermercado, y eran envases que usaba durante menos de una semana. Las latas y botellas de bebidas por menos de 20 minutos. Me di cuenta que el esfuerzo de producción de ese envase, de traslado, así como la energía para que crearlo y reciclarlo posteriormente (en el mejor de los casos), no justificaba el corto tiempo de uso que le había dado. Además, era muy alta la posibilidad de que acabara en el mar o en un enorme vertedero, y que ese envase que arrojaba hoy a la basura, volviera a mí años después, en forma de microplásticos en el agua, en la comida… o contaminando el aire.
Así me di cuenta de que todos los envases de un solo uso son completamente prescindibles y que se puede vivir sin generar basura durante años… ¡yo ya llevo 7! Nuestras abuelas se llevaron toda su vida… y desde hace más de una década ya existe un movimiento zero waste.
La basura es la prueba más palpable de nuestra huella al no preguntarnos “¿el uso que voy a hacer de esto, justifica realmente su impacto?”
Apreciación es preguntarnos de dónde viene y a dónde va lo que uso, valorar si compensa el uso que voy a darle, y poder reducir o renunciar.
Desde que comencé a preguntarme por el impacto de mis decisiones de consumo, viví más feliz y sin complicaciones: había muchas cosas que desaparecieron de mi vida porque no compensaba el “corto beneficio” que tendría de ellas.
· Viajes: mi norma es bien sencilla: tren allá donde sea posible. Solo tomar un avión de más de 3 horas para viajes de más de 3 semanas. Eso me ha hecho renunciar a muchos viajes de placer este año, simplificar reuniones de trabajo al otro lado del mundo para pocos días y aprovechar mis viajes de tren durante horas y horas.
· Comida: la mayor causa de deforestación es el consumo de carne. Casi la mitad de comida que se produce termina en la basura en algún momento. Cada vez hay menos peces en el mar y los que hay tienen microplásticos. Por eso, tomé la decisión de reducir al máximo el consumo de proteína animal, comprar productos de cercanía y activamente evitar el desperdicio alimentario.
· Envases de un solo uso: por propia definición, completamente prescindibles, ya que el uso de menos de 10 minutos que voy a darle no justifica el gasto de energía para su producción, así como su final en vertedero. En mi caso, no entro en ningún supermercado (ya que todo está envasado) y compro en mercados locales. Llevo siempre mi propia botella de agua, y así siempre tengo alternativa fuera de casa cuando solo hay opciones de bebidas envasadas.
· Agua: el 3% del agua del planeta es dulce, y debe servirnos para beber, bañarnos y cocinar a más de 7 billones de personas… ¡y al resto de especies! Además de toda la necesaria para agricultura e industria, que también nos beneficia. El agua será cada vez más y más escasa… en cambio nos duchamos con más de 100 litros de agua (es lo que sale por un grifo en 5 minutos) y usas en las cisternas 60 litros cada día.
El largo viaje de una gota de agua hasta el baño o la cocina, merece duchas muy cortas (no más de 2 minutos), lavados muy eficientes y cortos (de platos y lavadora ) usando detergentes naturales. Recuerda lavar en frío: la mayoría de prendas contienen microplásticos que van a parar al mar o al agua.
· Energía: la magia ocurre cuando encendemos la luz o el horno… pero aunque sea energía renovable, las placas solares y las turbinas tienen una vida limitada, y podemos alargarla minimizando nuestro consumo. Así que comencé a colocar temporizadores en el depósito de agua caliente, a cocinar de manera más eficiente, a apagar las luces allá donde iba, y cambié a un distribuidor de energía 100% renovable.
· Productos electrónicos, ropa…: con la pregunta de la apreciación, casi nada de lo que llega a mi mano supera el filtro del gran impacto que genera para el poco uso que voy a darle. Excepto excepciones de comercio local y responsable, lo que nos llega suele ser producido lejos, desconocemos cómo y en qué codiciones laborales se fabricó. El sistema económico está basado en producir, no importa en qué condiciones, por lo que todo está fabricado para durar un tiempo limitado, para tener que reponerse y generar esa necesidad de consumo. En mi caso, aplico la “alargalescencia” todo lo que puedo: hago que las cosas duren lo más posible… casi tanto como en Cuba! Y compro solo lo muy indispensable, ahorrándome muchísimo tiempo de escaparates y centros comerciales!
Ser “sostenibles” está de moda. Es una palabra que nos hace pensar en “equilibrio”, en vivir con los recursos necesarios para asegurar que habrá suficiente para las próximas generaciones. Sin embargo, hemos llegado a un déficit tan grande en recursos naturales que debemos regenerar, renunciar y reducir nuestro consumo.
Algunas conclusiones prácticas:
· Compra en mercados locales, productos de proximidad y de temporada: más saludables, menos envasados (normalmente) y con menos huella de transporte. En supermercados… todo está envasado!
· Intentemos reducir o renunciar. Reciclar no es la soluciónporque aunque todo se pudiera reciclar, la energía y el agua necesaria en el proceso de reciclaje es demasiada para justificar la cantidad ingente de basura de un solo uso que generamos.
· Llamamos con la misma palabra “plástico” a 7 tipos diferentes de productos que deberían ser tratados de manera diferenciada, que no hay capacidad de gestionar y que no son de calidad una vez reciclados. Por eso, el 90% del plástico que se ha producido y producirá, nunca será reciclado, sino quemado o enterrado.
· Detergentes y cosméticos: a granel o sólidos… para evitar envases y para que sean lo más naturales posibles… ¡y si no encuentras tiendas, puedes hacerlos en casa con ingredientes muy básicos!
Pregúntate de dónde viene y a dónde va lo que pasa por tu mano. Los recursos son limitados: la calidad del aire o del agua, la energía, los alimentos depende de lo que consumimos… pero también de lo que dejamos de consumir o de hacer. Apreciación es el truco básico para que alcance para todos los humanos, todas las especies y las próximas generaciones.
Mientras tanto, continúo mi camino hacia una vida cero residuo, lo más vegana posible, slow travel y con el menor uso de recursos que puedo… ¿te sumas?