Select Page

Los sistemas alimentarios son una herramienta de transformación social, económica y, por supuesto, ambiental

Nuestra comida y la manera de alimentarnos son el vínculo más directo y diario que tenemos con la naturaleza, a la misma vez que suponen el reflejo más claro de nuestra cultura, nuestras desigualdades y nuestras decisiones sobre la forma de habitar en el planeta. Sobre la mesa está presente cómo nos sentimos, nuestras preferencias, lo que tenemos, lo que necesitamos, cómo nos relacionamos y qué celebramos.

La innovación es una herramienta fundamental para que la transformación de los sistemas alimentarios puedan llegar a asegurar el acceso de alimentos nutritivos y suficientes para toda la población, dentro de los límites de los ecosistemas y respetando la capacidad de decisión de las poblaciones sobre sus políticas de alimentación (soberanía alimentaria).

Esta transformación de los sistemas alimentarios no solo representa una oportunidad en términos económicos y de empleo para zonas rurales en el momento actual, sino que supone la solución más eficiente para luchar contra el cambio climático y revertir la pérdida de biodiversidad en la región.

Las ciudades presentan una oportunidad única en este contexto, ya que se espera que el 80% de toda la comida sea consumida en entornos urbanos, siendo trasladada y producida desde entornos rurales o periurbanos.

En el centro de esta transformación está el cambio del uso de los recursos hídricos y de la tierra hacia modelos que además puedan restaurar las capacidades perdidas en estos ecosistemas. Accediendo a comida de mayor calidad, reduciendo la pérdida de alimentos, y planteando otros modelos agrícolas, se podrían liberar hasta 1,2 billones de hectáreas de tierra para 2050 en el mundo, cuyo suelo podría ser restaurado, teniendo beneficios en términos de reducción de emisiones, biodiversidad o recursos hídricos, siendo además un importante sumidero de carbono (Informe de la consulta global de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU, 2019)

Informe de la consulta global de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU, 2019)

El informe de la Consulta Global de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU) identifica 10 transformaciones necesarias que traen beneficios a todos los niveles desde la alimentación. El término “sistemas de alimentación y uso del suelo” abarca todos los factores en las formas en las que se usa el suelo y se producen, almacenan, empaquetan, procesan, negocian, distribuyen, comercializan, consumen y desechan los alimentos. Comprende a todos los sistemas sociales, políticos, económicos y ambientales de estas actividades, incluidos los sistemas acuáticos, marinos y de agua dulce. La transición hacia otros sistemas de alimentación y uso del suelo podría tener como resultado mejoras ambientales, de salud humana, desarrollo inclusivo y acceso a alimentos. Esto generaría retornos sociales de alrededor de 6 trillones de dólares al año, más de 15 veces el costo de inversión, y crearía nuevas oportunidades de negocios por valor de hasta 4,5 trillones de dólares al año en el mundo.

El sistema de alimentación y cultivo de la tierra genera costes ocultos o externalidades que se estiman en hasta 12 trillones de dólares al año, un número mucho mayor que el valor de los mismos sistemas medidos a precios de mercado. El sistema de producción alimentaria actual es ineficiente a escala mundial, con una pérdida de productividad de hasta el 50% en Iberoamérica en mermas y desperdicio alimentario.

El informe de la consulta global de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU) identifica diez medidas necesarias para esta transformación, que se ordenan en cuatro niveles relacionados entre ellos:

  • Alimentación saludable: tomar decisiones de consumo más informadas y saludables para la población y el planeta, logrando que todas las personas puedan tener acceso a productos saludables y puedan decidir sobre su consumo.
  • Soluciones basadas en la naturaleza: técnicas de agricultura regenerativa, nuevos enfoques para proteger los bosques y gestionar la pesca y los océanos.
  • Mayores opciones de consumo: diversificando opciones dentro de sistemas locales y circulares, con nuevas fuentes de proteínas y reduciendo la pérdida de alimentos. No hay que olvidar que el 60% de las calorías consumidas provienen ahora de cuatro alimentos (trigo, arroz, maíz y patata) y que el 70% de la producción de grano se destina a pienso animal.
  • Inclusión social: se encuentra en la base, ya que es fundamental fortalecer los medios de vida rurales, apoyar la innovación digital en el sector alimentario y que las mujeres sean apoyadas al tomar decisiones para sus familias y comunidades.

Esta oportunidad de transformación del sistema de alimentación y de uso de tierra se centra sobre todo en mejores resultados ambientales (en términos de reducción de emisiones y recuperación de biodiversidad) y una mejora de la salud humana (a través de dietas más nutritivas y saludables). En términos globales se ha estimado un retorno de hasta 5 trillones de dólares anuales si se aplicaran estas medidas, 15 veces más que la inversión necesaria.

La agricultura familiar representa algo más del 80% de las unidades productivas agropecuarias de América Latina y el Caribe y es la principal fuente laboral del sector agrícola y rural. Se estima que en Chile el 27% de los ingresos provienen del agro familiar, el 38% en Colombia, 47% en México y 75% en Nicaragua (FAO, 2016)

Los sistemas alimentarios son una herramienta de transformación social, económica y, por supuesto, ambiental que está al alcance de todas las personas que somos consumidores diarios de alimentos. No dejemos escapar esa oportunidad cotidiana.